Tener la oportunidad de de entrevistar a Juan Gómez-Jurado, a priori y sin necesidad de imaginarlo con demasiado esfuerzo, era algo que jamás me habría planteado como suceso factible. En él y con él se ha dado la máxima de que en honrosas excepciones, la realidad es capaz de sacarle las costuras a la ficción.
Juan es un tío accesible y solícito. De hecho, tiene mérito serlo y es justo reconocérselo tratándose del escritor español más vendido y aclamado (con aplastante diferencia del segundo).
Gaditanoir y Gómez-Jurado sellan un pacto de alianza que convierte a esta unión en algo genuino en su especie.
Por un lado, Juan (junto a Susana Martín Gijón) se convierte en la argamasa perfecta para la caprichosa construcción del primer festival de novela negra que acogerá la ciudad de Cádiz. Y por otro, Gaditanoir se convierte en la distinguida primera parada del Todo Muere.
No deja de ser curioso que Cádiz, aquel arrinconado bastión trimilenario ubicado al sur del sur, que nos regala mágicas puestas de sol sin paragón, ejerza de ocaso del célebre universo Reina Roja.
Luis R. Guerrero.
En clave negra con… Juan Gómez-Jurado
“Los libros tienen la capacidad de resonar en cada lector de acuerdo a sus experiencias, intereses y el momento vital en el que se encuentran.”
- Afirmaba el recordado Juan Carlos Aragón que el Carnaval de Cádiz es un arte mayor para una chusma selecta. Sin entrar en una artificiosa lucha de clases, y acercando la analogía al campo de la literatura… A grandes rasgos, ¿hay libros malos o buenos, o realmente cada libro tiene un destinatario muy concreto?
Cada libro es un universo en sí mismo y conecta de manera diferente con cada lector. Lo que a una persona le puede parecer fascinante, a otra puede resultarle aburrido o intrascendente. Los libros tienen la capacidad de resonar en cada lector de acuerdo a sus experiencias, intereses y el momento vital en el que se encuentran.
A veces, un libro que parece no tener valor para ti hoy, puede ser revelador en el futuro. Y esa es la magia de la lectura: cada libro tiene su lector ideal, alguien que lo va a disfrutar, entender o que se verá reflejado en sus páginas. Así que, más que hablar de libros buenos o malos, deberíamos enfocarnos en cómo cada obra encuentra su destino en manos del lector correcto.
Si un libro no es para ti, te va a echar.
- Uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta el escritor es la temida página en blanco. En tu caso particular, con las muchas horas de vuelo y con cierta bibliografía a las espaldas, ¿no crees que la dificultad está en otras cosas, como por ejemplo, seguir contando —y sorprendiendo— al lector con cosas nuevas? Dicho de otro modo: ¿Acaso a Juan Gómez-Jurado no le entra el canguelo al pensar “a ver qué cuento yo ahora que no se haya contado antes”?
Claro que el «canguelo» entra de vez en cuando. Es normal sentir esa presión, sobre todo cuando sabes que hay lectores esperando algo nuevo y fresco. Pero lo más importante no es contar algo que nunca se haya contado antes, sino cómo lo cuentas. Todas las historias, de una forma u otra, ya se han contado, pero cada autor tiene su propia voz, su manera única de ver el mundo y de conectar con el lector. Yo acabo pensando: “¿Qué me gustaría leer a mí?”.
Lo que trato de hacer es darle mi toque personal a cada historia. Me encanta jugar con la tensión, con los personajes que parecen una cosa pero luego resultan ser otra, y con esos giros que te pillan por sorpresa. Al final, se trata de cómo construyes ese viaje, de cómo logras que el lector no pueda soltar el libro. Y si consigo eso, consigo que sea una experiencia nueva para quien la lee.
- A los que hemos tenido la suerte de haber coincidido contigo en algún evento, sabemos de la existencia de Aurelio, tu mánager y fiel escudero. En este caso, Juan Gómez-Jurado siempre se ha caracterizado por dispensar un trato amable y cercano con el lector. Compatibilizar el escaso tiempo tratando de contentar a la muchísima gente que viene a verte puede llegar a convertirse en un problema. ¿Cómo se gestiona todo eso?
Aurelio me ayuda a organizarme y me ayuda mucho en las presentaciones. Lo pasamos muy bien con la gente, aunque hay momentos en los que es difícil atender a todo el mundo como quisiera, pero siempre hago lo posible para ser cercano con los lectores porque sé que, al final, son ellos los que hacen que todo esto tenga sentido.
Cuando tienes la suerte de que tanta gente te apoya, el reto es estar presente para ellos, y eso puede ser agotador. Pero la verdad es que me encanta hablar con los lectores, conocer sus impresiones y compartir un rato con ellos. Claro que no siempre es fácil compatibilizar todo y hay que encontrar maneras de hacerlo sin que el desgaste pase factura.
Intentamos gestionar las cosas para que cada encuentro con los lectores sea especial, sin comprometer otros aspectos importantes. Es una cuestión de equilibrio, pero lo disfruto muchísimo porque sé que cada interacción cuenta.
- ¿Crees que es necesario adaptar la manera de contar las cosas para alcanzar las cotas de best-seller? Perseguir fama y prestigio literario son caminos diferentes, ¿no crees?
El concepto de «best-seller» no debería tener una connotación negativa. Al final, es simplemente una forma de decir que un libro ha conectado con muchísimas personas. ¿Y no es ese el objetivo de cualquier escritor? Lograr que sus palabras lleguen a otros.
No se trata de escribir pensando en la fama o en cumplir con fórmulas. Yo nunca escribo pensando en «esto será un best-seller», sino en cómo puedo crear una historia que me apasione, que me emocione, que me mantenga en vilo. Si a mí me atrapa, confío en que a los lectores también lo hará.
A mí me interesa sobre todo que la gente disfrute con lo que escribo, que pasen un buen rato y que, al cerrar el libro, sientan que ha valido la pena el tiempo que han invertido en él. Si además de eso viene algún tipo de reconocimiento literario, pues es un bonus, pero no es mi principal objetivo.
La clave es que no puedes escribir con la obsesión de perseguir ni fama ni prestigio. Lo que sí puedes hacer es contar la mejor historia que puedas, de la forma más entretenida y auténtica posible. Y si eso resulta en que mucha gente lo lea, entonces bienvenido sea.
- La novela negra y policíaca siempre ha tenido un marcado carácter internacional o asociado a las grandes ciudades. Si a esto le añadimos el tremendo auge que está experimentando el género, ¿conoce Juan Goméz-Jurado a algún autor o autora de Cádiz o es el Gaditanoir una ocasión propicia para ello?
El auge de la novela negra ha demostrado que el género puede adaptarse y prosperar en cualquier contexto, no solo en las grandes ciudades. Cádiz, con su atmósfera de misterio y su pasado rico en historias de contrabandistas, leyendas y secretos, tiene todos los ingredientes para convertirse en un escenario interesante para el género. En festivales como «Gaditanoir», no solo se celebra lo que ya existe, sino que también se da espacio para que surjan nuevas voces y perspectivas. Estoy seguro de que autores gaditanos pueden aportar una visión fresca y diferente que expanda aún más los límites de la novela negra, combinando el ambiente único de su ciudad con las tramas oscuras y cautivadoras del género.
No conozco a ningún autora o autor AÚN, pero estoy más que dispuesto a descubrirlos. Gaditanoir es el lugar ideal para eso, un espacio para el intercambio, el descubrimiento y, claro, para que esos autores gaditanos se den a conocer y nos sorprendan con sus propias.
- Partiendo de la base de que acción y ajetreo no son la misma cosa, en tus novelas podemos encontrar un uso bastante recurrente e inteligente del cliffhanger. A pesar de las concesiones que pueden aportar las subtramas, el ritmo debe fluir sin excesivas fluctuaciones para alcanzar el eficaz page turner. Parece que la gente tiene o dedica cada vez menos tiempo a leer, ¿resulta imperioso ir al grano?
No creo que debamos caer en el error de simplificar todo en aras de la inmediatez. Mis novelas, aunque tienen ritmo, también buscan ofrecer personajes complejos y momentos de reflexión. El truco está en encontrar una narrativa que te permita ir directo al corazón de la historia sin sacrificar el desarrollo del mundo que estás construyendo. Al final, se trata de mantener el interés del lector, sorprendiéndolo y llevándolo a través de giros inesperados, pero siempre con un propósito claro.
Así que, sí, hay que ir al grano, pero eso no significa que las novelas deban ser superficiales o carecer de profundidad. Lo importante es que cada elemento tenga su función y mantenga al lector atrapado en la historia.
- Con Todo Muere se pone, aparentemente, el punto y final del universo Reina Roja. En esta novela, incluso vemos que has rehusado de la sinopsis. Puestos a desmontar topicazos y sin caer en lo recurrente, ¿por qué Todo Muere puede llegar a ser tu novela más ambiciosa?
Tendrás que leerlo para saberlo. (Risas)
- Decía Raymond Chandler que «algunos escritores se sienten obligados a escribir frases rebuscadas para compensar alguna carencia […] No sienten nada, son eunucos literarios, y por lo tanto caen en una terminología oblicua para probar su distinción». En tu caso particular, castraciones aparte, eres un escritor que aboga por un estilo muy directo, sin rodeos ni artificios, con una prosa muy accesible a los distintos perfiles lectores. La estrategia es clara, llegar al mayor número de gente posible, ¿no?
Yo no busco «llegar al mayor número de gente posible» como una estrategia comercial. Lo que realmente me interesa es contar una historia que conecte con el lector de una manera genuina y que fluya sin obstáculos. Simplemente, escribo como sé.
- Vamos a uno de los clásicos de nuestra sala de interrogatorio. No vamos a jugar a ser Broncano en “La Revuelta”, tranqui. Tan solo queremos saber cuáles son tus ritos o manías confesables a la hora de sentarte frente al teclado. ¿Sigues apostando por tu retiro espiritual en el Valle de los Caídos?
Hace años que no voy al Valle, ahora tengo una casa en el pueblo y escribo allí. Escribo de noche, intento hacer mucho ejercicio mientras estoy en el proceso de escritura y sobre todo, odio profundamente sentarme a escribir las novelas. Lo he dicho muchas veces (RISAS).
- Y para finalizar, dinos tres títulos imprescindibles que no pueden faltar en tu estantería.
- El Señor de los Anillos.
- El Misterio de Salem`s Lot
- La Isla del Tesoro.
Bueno Juan, ha sido un placer de inmensas proporciones tenerte con nosotros en este pequeño encuentro digital. Nos vemos pronto por Cádiz, prometo invitarte a tortillas de camarones.
Un fuerte abrazo, gracias y mucho éxito con tu próxima novela.
Gracias a vosotros, nos vemos pronto.